Hace un siglo que no os rallo con mis historias. Hoy, antes de hacer la presentación de personajes (que prometo hacerlo antes que se acabe el año) y después de felicitaros las fiestas, FELIZ NAVIDAAAAAAAAAAAAAAD, me gustaría explicaros un caso para el Inspector Closeau. El caso de las bragas perdidas.
Una de las cosas que jamás he llegado a entender ha sido, será, y seguirá siendo, la pérdida, permanente, de bragas en medio de la plaza de Shibuya. Y es que me imagino la oficina de Objetos Perdidos... debe ser la bomba: una lencería de cojones, vamos. Una se pasea tan lindamente por la plaza yendo en dirección desconocida, y de repente te encuentras algo un tanto sospechoso. Tiene dos agujeros lo suficientemente grandes y elásticos como para meter ahí un par de gambas. Tiene pinta de braga... tiene una pinta sospechosamente a braga, y de hecho, es una braga. Las veces que una menda, o sea yo, se ha encontrado unas bragas ahí perdidas esperando pasar el paso de cebra, esperando a que la luz del semáforo se ponga en verde, o se encuentren en frente de una izakaya, son las mil.
¿Cómo puede alguien perde unas bragas? Veámos las opciones que uno tiene:
- las bragas son enormes, por ende, las acabas perdiendo. (la duda sigue estando en, ¿cómo no te diste cuenta?)
- las bragas fueron arrancadas de cuajo por alguien en medio del paso de cebra
- las bragas fueron tiradas en medio de la calle por un obseso que las llevaba en el bolsillo
Después de analizarlo cuidadosamente, llegué a la conclusión, de que las bragas, se pierden porque las japonesas las llevan demasiado grandes. Ya lo sé, parece mentira, pero es cierto. A falta de culo, y por culpa de la manía de llevar unas bragas tres tallas superiores a las carnes para rellenarlas.... ejem.
¿Cómo son las bragas de Choe? Ceñiditas, y a ser posible, en versión tanga.
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